domingo, 27 de mayo de 2007

SUEÑOS DE UNIVERSITARIAS (要る)

Las que ocupan parte de este equipo a veces piensan, en cosas que tienen que ver con lo que no es estrictamente académico. Si bien ellas son parte de lo fantástico que es ser parte de lo fantástico que es estar en una universidad privada (fantástico; el de Obereit, el de Carroll abusando en el bote, o las ballenas que siempre se terminan muriendo, solas y calladas, y las vemos desde arriba cuando son como viejitas), a veces se abandonan.
Tratan de ver pasar sus ideas adentro de sus cabezas negras y hondas. En la noche, imaginan mirando al techo con los ojos cerrados, terrenos lejanos y amarillos, con hombres sin sexo, pájaros de arena y personas sin habla oral. Y ahí, en el medio de ese monte en el que siempre es de día, ven aparecer a todos nosotros. Aparecen vos, los soldados de César, las mujeres árabes violadas, los candidatos a jefe de gobierno, los caídos en la Primera Guerra Mundial, las madres que aprietan contra su pecho fotos de sus hijos enmarcadas, yo, uno que murió sentado, las pocas que ocupan parte de este equipo, la ex-presidente de Islandia, un hebreo deprimido del año 2798... todos nosotros muriéndose durante eternidades cambiantes. Y lo lentas y casi insonoras que son esas muertes, despiertan placer en las almohadas de las que lo imaginan.
Se sienten en paz, tranquilas, sin nada que las perturbe; podrían dormir años. Les despierta sueño. Les despierta placer abajo del pijama. Se tocan sin mirar ahí abajo, y piensan en el monte donde todos nos morimos para siempre, durante siempre. Encuentran primero una bombacha suave y húmeda, y se degustan con ver el cuerpo de sus antepasados sufriendo junto al de un prusiano y mi amigo de la plaza. Corren la bombacha blanca, se lamen los dedos de mujer, y al tocarse sienten que abrazan todo su cuerpo con calor rojo. Se olvidan que sus madres respiran a metros: contraen todo su cuerpo casi sin moverse, elevan al cielo un grito casi mudo, cierran sus ojos con fuerza, y se dejan boca arriba como los que mueren (y sueñan) en el monte, sus eternidades.

miércoles, 23 de mayo de 2007

QUIERO 2 GB DE TETAS

Es realmente este mundo una realidad física o es idealmente chico como el cerebro de un ser humano. Esta pregunta tiene varias respuestas, hay quienes piensan que el mundo es una realidad exterior al individuo y otros que piensan: solo es a través del individuo. Debe haber más opiniones seguramente, pero las desconozco.
A partir de algunas observaciones y análisis primarios, dado que carezco de la formación necesaria para comprender estos fenómenos, pude darme cuenta de que absolutamente todo los que nos rodea está en el mundo de los sentidos. Lo que veo es y lo que no, no está - no es - no tengo idea de que existe. Tal vez este salvajismo tirado de los pelos sea incorrecto pero hoy me levante con esta idea. Y es más, no solo lo que veo es, sino que es reducible al mínimo espacio imaginado.
Qué pasaría si esta vorágine de poseer todo en mayor cantidad y en menos espacio –para algunas cosas claro- llevara a la reducción de las cosas a un tamaño ínfimo y por lo tanto no visualizable. Desde el mp3 hasta la vida misma (esto es pura ciencia ficción), todo en la palma de la mano en el nuevo ipod. Los genios musicales se reducen a un archivo de mp3, a más de 15 horas en 100 gr. Nuevas relaciones de medición y comparación existirían entre los sujetos: todo lo mío pesa tanto, pero Juan tiene más porque pesa menos. Las relaciones se transformarían en indirectas y los que mas dinero tendrían serían los pobres y los pobres de ahora ricos. Pero la comida es la comida, más es mejor… pero no, las anoréxicas saltarían desde lo más hondo del mal aliento de estomago desnudo recién levantado, flameando la bandera de: por fin mandamos, estábamos en lo cierto… “Cormillot forro”. Es así como todo se transformaría la cosa; así que atentos porque este texto estúpido puede estar anticipando el futuro y LOS BIOY gobernaríamos
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lunes, 21 de mayo de 2007

EL PODER DE LAS TINIEBLAS (también llora)

No sé por qué son así. Se jactan de ser "imaginadores" y revelan esta clase de basura. Ya no me quiero pelear con nadie... ¿no pueden abrir un poco sus cabecitas?... no sé qué hago ahí, a la derecha, casi llorando, con la frente como panza de gordo, la nariz mirando para cualquier lado, los bigotes tapándome la cara de tipo humilde, la boca, mejillas... Yo no quería esto. Tendría que haberme mudado al campo, ser poeta como Cortázar. Tendría que haber hecho tantas otras cosas. Me hundo cada día más en la angustia existencial del Siglo XX; ¿por qué no fui un artista?. Yo sabía de todo eso. El serialismo de Schöenberg, las influencias de Ravel en Björk, las escalas tibetanas de Jorma Kaukoen, los pedales de Mahler.... la depresión de Durero, los peces de H. Bösch... pude tener sexo con Hobsbawm, apreciado sea el falo de este hijo de Marx (se parece Macri: no es casualidad: pertenecí a las listas rojiverdes de Firmenijdelistan). Tuve las tetillas de Sosa en mi boca mientras cantaba, y la vagina de Jüng en un plato, la comí, canibalismo era divertido.
Pero ahora soy la política. Y, como Elsa cuando va al convento, lloro a más no poder. Casi que me muero el otro día. Estaba tan agotado: estuve en la cama, cagado por mi padre (mierda con flema de viejo: casi dulce, infernal, acuachenta) llorando como un abandonado toda la tarde. Los domingos hacen que oscile entre el fin y el día. Ojalá tenga eso; ese puesto... y poder terminarnos a todos de una vez y para siempre.
Así van a poder entender que yo quería ser una Greta Garbo, un Garfunkel, un Hölderlin, una Schubert. Todo el tiempo, todos los días, esté en una villa podrida, esté tomando cocaína, sea comiendo con la puta melancólica de mi hija, sea pensando en el hombre nefasto que soy... siempre estoy tan angustiado. Y no pido el pueblo entero: pido una sóla persona que me abrace por detrás de los hombros y me deje desahogarme: llorar y llorar toda una noche. Y que a la mañana siguiente, somnoliento pero limpio, me desnude en el sol del invierno. Quiero dormir tranquilo. Pero no... yo lo sé tan difícil... nos voy a dejar en blanco... vamos a estar todos callados... hasta quizás contentos. Perdón. Nunca me dijeron que esto era así.

viernes, 18 de mayo de 2007

Y si… no ha nacido pa’ tanguero quién no deja que por un destino no lo hagan cornudo. Sufro todo el tiempo y más cuando llueve.
Por esas pasadas de la vida es que me entero que la edad no tiene fin, que vivimos en un eterno agujero y que el sol que parece brillar no es más que un eterno reflejo del pasado, estampado en la ventanilla de un auto una tarde de invierno.
Caminando sin un mango esperanzado de encontrar asilo en la iglesia me cruzo con las chicas que salen del colegio. Ellas tan simples y despreocupadas riendo al son de los pasos que dan sin prisa apurando para tomar un trago.
Es la rima del tanguero la que me da alegría al alma, y me hace escapar de mi triste vida de empleado bancario: sellos, tinta y de vez en cuando una mirada bonita de una chica que viene a pagar sus impuestos.

jueves, 17 de mayo de 2007

NECESITABA SENTARME

Porque -y sin gusto al reproche- iba estar un poco cansada: Yudit Vagina iba a trabajar todo el día. Iba a correr por las vías del tren, hasta sentir cómo la uña del dedo más largo se la mordía una puerta, arrancándole un pedazo de carne. Después, como cada santa noche (a esa hora hasta el primer trabajador: Macri -que se sabe, es crimen al revés- está durmiendo) iba a mirar por las ventanas los terrenos de tierra y óxido; las caras de los sudorosos que le meterían la mano dura abajo de la pollera, hasta llegar a la bombacha rota y con un poco de excremento. Como todas las mañanas ella se sentiría cristiana: pobres pobres; encima de su casta otorgada (y piensa en jesusito, no en el ojo del que le pudo ver las tetitas a Marianela) iban a tener que tocar la caca media seca media húmeda de ayer. (Igualmente el presidente dijo que le gustaba tragar mierda de mujer que trabaja... darnos por el culo hasta ¡Estropearnos!).
Como auto-castigo ella iba a cepillar la mierda todavía bien negra, recién cagada, de algún hijo que no limpia el bidet. Iba a tener que tragarse las lágrimas en algún rincón de un departamento de otra, media escondida, mirando a la hija chica (de esa otra) que iba a estar en una silla leyendo. Después de tener la cabeza en nada (¡Ojalá! ¿piensan que porque les secamos sus ropas, les preparamos sus comidas o les atendemos a sus maridos no pensamos en nada? pensamos en que somos hijas de Dios, en que tenemos que dejarnos hacer dóciles, que Raúl me va a hacer sola si no le dejo gritar lo sucia que soy) después de planchar de lavar y de pasar el plumero; de pensar en que los carteles del pelado son tan coloridos, de robar algúna guita para comprarse un corpiño; después de morirse de vergüenza por cagar en el baño de la patrona y dejar olor a bebé muerto...
Después de todo eso iba a recibir unos buenos oídos que la escuchen callarse y con las bocas le griten que cocine y que se deje romper el orto, hija de puta, que no hace nada, sólo labura en un departamento y yo laburo en serio, voy al bar del Filmo a chupar un rato, una birra nada mas.
Por eso necesitaba sentarse.

jueves, 10 de mayo de 2007


Si la remera que te ponés todos los días hoy no te entra, si el pantalón que te ponés todos los dias hoy no te entra, si la chica que duerme con vos todos los días es solo sábanas, y no sabes qué pasa. Es la gravedad que atrae los cuerpos para abajo y te llena el cuerpo de sangre todas las noches antes de la mañana y te infla el pecho cada día más y más y más; si la música de tu piel al estirarse todas las noches te deja un vago recuerdo en la garganta y los tímpanos zumban por el estampido, es el sonido del pasto y de la llanura que al levantar temprano con la primera luz te esperan en el manto dorado junto al rio, son los peces que saltan y tu corazón que sale por la garganta aprovechando cada grito que das al espejo al ver tu hermosa cara. Es el cuerpo que se infla de tantos suspiros cuando penetras la hembra que te levanta todas las mañanas, es ella la que te prepara para todos los días, calidamente, inseparablemente todas las mañanas.

miércoles, 2 de mayo de 2007

SILENCIO EN LA SALA




Porque según la que espera en la parada y el que mira abajo de las polleras, hoy a la tarde, cuando los hijos salían de las escuelas, a una escolar de unos ocho tristes años se le ocurría mirar el cielo de otoño y pensar: nadie me había dicho que estaba sola como una isla... ahora entiendo... toda mi vida es de mentira, y al instante se le secó el húmedo de la garganta. Cuando tragó empezó a descender una piedra que viajó desde su boca roja hasta sus pies monitos, y ni bien sintió el horror de su verdad, pensó lentamente: no quiero escuchar nada... nunca más... en mi vida... que se me acaba de morir. Así, fuentes (no-oficiales) oficiales y (menos-oficiales) no oficiales, hicieron un pedido al argentino de hoy día -Wanda Nara no es argentina: es un lagarto con vello- muy simple: NO HAGAN RUIDO, y si es posible, traten de no hablar más. A partir del solicitado, cartas enemigas salieron al galope, adjudicando un carácter fasc... [la nota sigue].
Mientras tanto, la niña muerta se acomoda en un sillón a mirar tele, y a tratar de no pensar, nunca jamás, en algo. Es ridícula, como pieza de lego para bebé... enorme y vacía; verde, sin fin. Ahora comprende lo que el vecino de arriba gritaba: "¿alguna vez pensaron que todo lo que les enseñaron sus padres está mal? pero no como posibilidad, sino como un hecho en sí. Piensen: mi padre, que cree que fue honesto y trabajador, que se involucró en una u otra moral bufona, en realidad vivió en mentiras. Y me enfermó, me mató. Con mis 19 años no tengo vuelta atrás". Quieta en la joven noche de las ocho, atravesada por la muerte del niño, siente la luz del televisor. El aparato que ve su interior, adonde llora, y va a ser eternamente una lluvia tropical...

(Sin palancas)