Quizás, el escribir en un blog no refleje más ni menos posibilidades tomadas alguna vez por alguno que se sentó a escribir en serio. Queremos decir: tal vez, en una de esas -no sabemos realmnete cómo son las cosas, ¿no?-, las modalidades de escritura que eligen los bloggers sean exactamente las mismas que eligen los escritores (asalariados, anteriores al SXVII, comunitarios como los de la Biblia, amateurs, verdaderos, lo que sea...). O sea: si alguien (alguienes) hiciera un estudio comparativo entre las formas en las que escribimos en los blogs y las formas, todas, en las que escribien y escribieron los hombres "de letras" ("de letras" escritas en un papel, nada más) descubrirían que daría exactamente el mismo número de opciones usadas. Y el número no sería infinito, metáforma de que mientras sigan naciendo personas habrá distintas formas deescribir. No: el número no sería una estrategia poética o un uso de la retótica digna de uno de los infiernos de Dante. El número sería exacto; como que les digamos "546. 745. 867. 413. 165". ¿Entienden? habría una suerte de espejo entre los que escriben blogs y los escritores, producto solamente del orden azaroso de la realidad; nada más y nada menos. Algunos pocos ejemplos:
Los que se sientan y escriben. No piensan nada antes de escribir; no porque no puedan o les sea más fácil escribir sin planear; tampoco porque sigan las nociones de Soupault, de Aragon. No; lo hacen porque es así como se ordenan las particulas: sus cuerpos (sus cerebros) se ordenan en coordinación con el blog; no hay un antes y un después; sería lo mismo que pedirles que primero respiren y después vivan. Lejos de parecerse a los surrealistas o a Aira, éstos encuentran las palabras escritas en la pantalla del modo en el que, atrás de las plantaciones, cerca del piso de madera, las guitarras oscuras de algodón encontraban sus voces.
Los que escriben con constancia. Como si fuesen trabajadores del tema, sea de humor, de política, de deportes; escriban de lo que sea, eso no importa, su "forma de" es la de un trabajador. Pero tampoco éstos se asemejan con, quizás, la primera idea que se une a la mente: no reproducen el sistema Arltiano, del famoso prólogo de prólogos. Simplemente porque ese prólogo, lanzallamista, como Arlt, es mentira: ¿quién podría decir que él no tenía estilo? En cambio este tipo de bloggers no la tienen. Y eso no los hace peores ni mejores. Solamente que, a diferencia de lo que sucedía en la antigua China, donde los pintores eran anónimos, estos bloggers no demuestran una obra de arte, sino que muestran nomás el arte ("la técnica") de no ser, o de ser a partir de un texto informativo, sin convertirlo en una obra.
Los que planean. Y entre las entradas a editar aparecen decenas de borradoes, de posts a medio escribir y hasta buscan imágenes, citas, datos para la obra. Se trata de blogs puestos en escena; cuidados como pedazos de un gran evento artístico que se funda en la siempre regenerativa web. En el caso de los blogs literarios, muchas veces publican poesía, retocada, manipulada; seca o aterciopelada, eso no importa; lo que sí importa es que el arte del blog, de la tipografía, de la imagen a mostrar es tan evidente, hay tanto trabajo visible detrás del mismo, que, aunque sea una basura, los comentarios florecen.
Los minimalistas. Tal vez, debido a nuestra pobre, pobrísima, indigente cultura musical, una de las corrientes musicales que más utilizamos para el momento agudo, siempre caído, del garche, sean los minimalistas del SXX: Glass, Riley, Reich o Nyman. También en lo que respecta a la poesía pequeña, que impresiona en la hoja blanca, que dejó Pizarnik, nos sentimos atraídos por los apenas cuatro versos del trabajo que haría en las noches. Sin embargo este tipo de blogs, a los que nos referimos como minimalistas, no reproducen lo dicho. Para nada, básicamente porque, debajo de las miles de repeticiones de Glass o la pequeñez de los poemas de Diana de Pizarnik, hay un contenido inmenso, pesado como el mercurio. Acá no. Estos blogs, a modo de coquetería palermo-jolibudense, ponen una frasesita chiquita estilo "Charlotte Gainsbourg en Niceto: hoy cambia mi vida", que a uno le hace pensar en que, tal vez, esto de internet no es espacio virtual y abstracto, sino que tiene cierta materialidad y, de ser así, estos blogs tan estériles, deberían terminar de castrarse cerrando su cuenta.
Los normales. Cada uno sabrá cuál es esta modalidad -la más aburrida, obviamente-.
Los irregulares. Estos todavía no saben qué es un blog. Meditan , como si se tratase de algo importante, acerca de la funcionalidad, la vida y la constancia que deberían ponerle al blog. Sin embargo, por hacer eso mismo, terminan con un blog semipelado, que muestra grietas por acá y por allá y que a uno le dan menos ganas de entrar que a un blog en el que escriben gorilas, pingüinos o la garompa que sea, pero que al menos lo hacen regularmente. No hace falta imaginarse mucho cómo llevan su vida si no pueden ni con un blog.
Bueh, entre todos esos, quizás con un poco de cada uno, estamos nosotras y nosotros. Y vos ¿de qué lado estás?